Este es el momento del año en el que llegamos al final de un ciclo económico y pensamos en las variables para el período entrante.
El ejercicio nos adentra en un territorio desconocido, en situaciones y eventos que todavía no existen pero que impactarán sobre los futuros proyectos.
Así, ¿cómo gestionar esta incertidumbre sobre el futuro para ser operativos en el presente?
El método comienza por un análisis que define el mapa de la realidad de la empresa mediante el diseño de sus productos, la definición de los competidores, la selección de segmentos, la percepción de posibilidades y el análisis de amenazas.
En este ejercicio, la compañía construye su territorio de acción y, al mismo tiempo, marca los límites de su horizonte de desarrollo.
No obstante, el contexto no es estático sino que las condiciones cambian incesantemente.
Así, una empresa que diseñe sus acciones presentes con herramientas basadas en modelos estáticos entrará en un desconcierto estratégico que la dejará vulnerable frente a su futuro.
Por lo tanto, el desafío fundamental para mantener la operatividad y actualidad del mapa corporativo radica en un correcto análisis del entorno económico actual.
Las claves para incorporar la dinámica en los análisis de competitividad radican en la consideración de tres ejes estratégicos:
1) Ampliar la capacidad de lectura del contexto incorporando de nuevas variables de análisis e integrando diversos puntos de vista
2) Generar valor en las propuestas definiendo un ofrecimiento que trascienda las categorías cotidianas
3) Diseñar modelos dinámicos de gestión basados en la complejidad del contexto y no los clásicos planes estratégicos sustentados en la linealidad del tiempo.
¿Cómo prepararse para mantener un territorio dinámico?
En primer lugar, es necesario mantener una visión estructural de la actividad. Ante la intensidad del "día a día", el proyecto estratégico es lo primero que se pierde de vista.
En segundo lugar, es necesario integrar la diversidad para ampliar la capacidad de lectura del contexto. Ser permeable a diferentes perspectivas (técnicas, culturales, metodológicas, etc.), permite una estructura abierta a nueva información y nuevas interpretaciones de las situaciones del presente.
En tercer lugar, es necesario gestionar la información de modo tal de crear un contexto de significación para integrar los movimientos del entorno e interpretar los datos del contexto en función de los objetivos corporativos.
En definitiva, toda estrategia corporativa implica una apuesta de crecimiento que, además de competir contra otras estrategias, compite con un contexto dinámico e incierto.
En este sentido, la posición frente a la incertidumbre implica la articulación de tres procesos: el diseño, la implementación y la gestión del mapa corporativo con el que la organización define y participa en su contexto cotidiano.
Este enfoque es fundamental para que un grupo de personas sea capaz de llevar adelante un proyecto común ante la complejidad de los acontecimientos.
Así, para empezar a evaluar la situación de su empresa. Empiece por responder a las siguientes preguntas:
1) ¿Qué es lo que su organización entiende acerca del futuro?
2) ¿Podría cambiar su espacio de competencia en el futuro?
3) ¿Cómo podrían afectar esos cambios a sus actividades?
4) ¿Tendría oportunidades en esos futuros espacios?
5) ¿Quien está pensando en eso en la organización?
Marcelo Manucci
Docente en las siguientes áreas:
Cátedra de Comunicación Institucional en UCA (Argentina)
Maestría en Administración en la Universidad del Rosario (Bogotá - Colombia)
Maestría en Comunicación en la Universidad Javeriana en Bogotá (Colombia).
Autor de La estrategia de los cuatro círculos
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