jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Qué te falta para poder empezar?



Me escribe una lectora comentándome que su principal obstáculo es la falta de seguridad ante nuevos emprendimientos. De hecho, no es la primera que me comenta algo así. ¿Cuántas veces le has dado vueltas a algo en tu cabeza y al final no te has atrevido a dar el primer paso? Tienes en mente una idea, algo que te hace mucha ilusión, que te apetece mucho pero siempre le encuentras un pero, ¿verdad? Ya sea empezar tu propio negocio, cambiar de profesión o cambiar algo de tu vida que no te satisface, parece que nunca te atreves a dar ese primer paso.

Primero decirte que es normal, ante cosas nuevas, el miedo y la inseguridad aparecen rápidamente. No te pasa sólo a ti, nos pasa a todos. El miedo es ese compañero constante que no te abandona ni a sol ni a sombra. A veces es bueno, evita que cometas locuras; pero normalmente es un estorbo, te impide hacer lo que realmente quieres hacer. Como ya he dicho en otras ocasiones, el miedo se disfraza de excusas que, para ti, son poderosas razones para no hacer lo que quieres hacer. Ante un nuevo emprendimiento algunas de las más frecuentes son:
  • Falta de motivación
  • Falta de seguridad o confianza en ti misma
  • Falta de experiencia o conocimientos
  • Falta de tiempo

¿Cuál de estas excusas te pones tú para no empezar? Para empezar algo nuevo lo más importante es sólo una cosa: querer. Cuando realmente quieres hacer algo, no hay nada que te pare. Aunque tengas miedo, aunque creas que no sabes lo suficiente, sigues adelante. Y una vez has dado el primer paso y llevas parte del camino recorrido, si miras para atrás te das cuenta de que:

1. Tu visión es lo que te mantiene motivada
No necesitas una motivación especial para empezar. Si la tienes perfecto y si no, llegará a medida que vayas avanzando y logrando cosas. Lo que de verdad importa es que tengas en mente qué es lo que quieres conseguir y por qué es importante para ti.

2. Es difícil tener seguridad en ti misma al principio
Pero al igual que con la motivación, a medida que avanzas y aprendes cada vez tienes más confianza en ti misma. Cada vez aprendes más rápido y te das cuenta de que lo que de verdad marca la diferencia y genera resultados es actuar, implementar lo que sabes cuanto antes. Formarse es importante, pero hacerlo indefinidamente como excusa para no empezar (porque tienes miedo de no estar a la altura) no te va a llevar a ningún lado. Hasta que no empiezas no te das cuenta de que estás sobradamente preparada y lo que te falta lo aprendes o contratas por el camino.

3. Cuando sabes el “qué”, el “cómo” aparece
Es una de las partes más agradables de atreverte a empezar algo nuevo. Cuando sabes qué quieres pero no cómo lo vas a lograr y aún así tomas la decisión de ir a por ello, entonces el cómo se va presentando poco a poco. A lo mejor te gustaría tener tu propio blog pero no tienes ni idea de cómo empezar y, de repente, te llega al correo el artículo “Cómo empezar tu blog en 3 pasos”. O te decides a empezar tu propio negocio y ves un anuncio de un coach o consultor especializado en emprendedores. Los más escépticos no os creeréis esto, pero pasa. Ya lo dice el refrán “Cuando el alumno está listo, el maestro aparece”. ¿La explicación “científica”? Cuando te centras en algo empiezas a notar cosas que antes te pasaban desapercibidas. Seguro que habías recibido un montón de mensajes sobre blogs, pero ni te diste cuenta porque no era tu objetivo. Ahora que lo es, empezarás a encontrar lo que necesitas para avanzar.

4. Cada uno saca tiempo para lo que quiere
Si no tienes tiempo es que no te interesa sacarlo. Es una cuestión de compromiso. No tienes por qué hacerlo tampoco, puedes seguir como estás. Pero si realmente quieres cambiar, ¿qué puedes hacer hoy mismo para sacar tiempo?

En mi experiencia, si de verdad quieres sacar adelante algo nuevo, tener una visión, un plan, una estructura y alguien que te apoye y te guíe es fundamental. Pero lo más importante de todo es estar comprometida al 100% con tu proyecto. ¿Tú lo estás?

Aida Baida Gil
http://www.degerencia.com

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Las 10 claves del fracaso emprendedor



Cansados de la relación de dependencia o simplemente buscando desarrollar un camino de crecimiento diferente, cada vez más personas se están volcando al desarrollo de emprendimientos. Pero así como la tasa de creación de emprendimientos crece, también aumenta la de mortalidad. Para evitar la desmotivación emprendedora es bueno tener en cuenta cuáles son los principales aspectos causales de fracaso.

Las cifras de creación y cierre de empresas en la Argentina arrojan guarismos llamativos: cada año, alrededor del 20% de los argentinos económicamente activos crea una empresa, pero 4 de cada 10 proyectos fracasan en su primer año de vida. De los 6 que sobreviven, otros 5 quedan en el camino en los siguientes 9 años.

Cuando me preguntan cuáles son los principales problemas o errores por los que fracasan los emprendedores, empiezo a responder con preguntas: ¿Qué edad tiene el emprendedor? ¿Dónde vive? ¿Es hombre o mujer? ¿En qué industria se encuentra? ¿En qué etapa de madurez está el negocio? 

Aunque existen muchos elementos a considerar, a lo largo de más de 500 planes de negocios analizados, un sinnúmero de emprendedores capacitados, asesorados y entrevistados, he logrado resumir los 10 pilares fundamentales del fracaso emprendedor.

Independientemente del orden, y de la ponderación que cada aspecto tendrá en cada situación particular, estos problemas son las más recurrentes causas de tropiezos que he encontrado y deseo compartir. 

1- ¿Existe pasión?
El camino emprendedor está lleno de trabas, desilusiones y problemas. El emprendedor debe tener un temple de acero y, para poder soportar todos los altibajos, fundamentalmente debe tener pasión por lo que hace. Emprender es como escalar el Everest: sólo llegan los movidos por la pasión, los que enfrentan sus miedos, y no los movidos sólo por ambición.

2- ¿Tener pasión, es suficiente?
Rotundamente no. La pasión es necesaria pero no suficiente: se requiere de conocimiento específico en materia de negocios. Nadie duda de que el emprendedor conoce sobre el producto o servicio en profundidad, pero para hacer negocios es necesario desarrollar habilidades diferentes. Por ejemplo, existen modelos que permiten optimizar (tiempos, costos) la distribución de productos. Otros que permiten calcular el nivel de precios más adecuado de acuerdo a diferentes enfoques. También existen aquellos que nos pueden indicar hasta dónde podemos crecer sin resentir nuestra estructura financiera. Estos conocimientos y habilidades pueden ser adquiridos mediante capacitación, con la inclusión de un socio con experiencia o con asistencia externa.

3- ¿Es negocio?
Muchas veces, el enamoramiento del emprendedor hacia su producto o servicio es tan grande que desatiende lo inherente al negocio. Me refiero a que una buena idea, un buen producto o un buen servicio no necesariamente implican un buen negocio. Muestra de esto es que el 90% de los emprendedores no sabe cómo medir la rentabilidad, por lo que van a ciegas tomando decisiones inadecuadas a lo largo del proceso.

4- ¿Es sostenible?
El emprendimiento es como un hijo, y no hay nadie más bonito que el propio hijo. Pero lo cierto es que, al salir al mercado, deberá competir directa o indirectamente con una serie de alternativas. Y no sólo eso: pueden aparecer nuevos competidores que copien o mejoren la idea. Es necesario que el emprendedor construya ventajas competitivas sostenibles e innove, ya que la inversión y los gastos son seguros, pero los ingresos no.

5- ¿Quién es el cliente?
“Todos” es una respuesta que escucho con frecuencia. Pero lanzar un negocio para todos, es como lanzar un negocio para nadie. No es lo mismo una persona joven que una adulta, un hombre que una mujer, un profesional que un ama de casa… Cada grupo de consumidor elige con criterios diferentes, tiene necesidades distintas, va a comprar en distintos canales, etc. Focalizarse en un segmento o nicho de mercado permite ajustar el concepto para el cliente objetivo más conveniente.

6- ¿Cómo, cuándo y cuánto crecer?
Todos aspiran a crecer y vender cada vez más. Parece algo natural. Pero muchos emprendimientos mueren justamente en la etapa de crecimiento, ya que no consideran el impacto del capital de trabajo: para cobrar primero hay que vender, y antes de ello hay que producir, almacenar, pagar las compras… eso es dinero que está circulando dentro de la empresa. Es el equivalente a la sangre en el cuerpo humano: si crecemos de golpe y no tenemos la sangre necesaria dentro del organismo, colapsaremos.

7- ¿Hay un modelo o un plan de negocios? 
Un modelo o plan de negocios es como simular el desempeño del emprendimiento en un papel, antes de lanzarlo al mercado. Nos permite evaluar todos los elementos necesarios y suficientes para equivocarnos lo menos posible. El problema es que muchos emprendedores ni siquiera han hecho el más básico de los análisis antes de abrir un negocio, lo que explica la alta tasa de nacimiento y muerte de los emprendimientos.

8- ¿Hay riesgos? 
Aunque es parte de un buen plan de negocios, no es común encontrar los puntos débiles o riesgos en él. Todo proyecto tiene riesgos, y no hay nada mejor que considerarlos como parte del análisis para dar una adecuada respuesta, por ejemplo, elaborando un plan de contingencias. Pocos emprendedores creen que su proyecto es endeble, y lo defienden con gran pasión y convicción. Una pregunta que les hago siempre es “¿estaría dispuesto a vender su auto o casa, e invertirlo en el proyecto?”. A los pocos que se animan a responder “sí” les digo: “Bien, una vez que lo haga, vuelva y vemos”. Ahí medimos si hay realmente riesgos o no.

9- ¿Cómo financiarse? 
Todo es muy lindo, pero muchos emprendedores van con su “gran negocio” golpeando puertas en busca de financiación. Una vez superadas las primeras fuentes de dinero (propia, familiares, amigos), deben analizar si agregan capital societario o si toman deuda. Sin saber medir la rentabilidad y sin contar con un adecuado flujo de fondos, será muy difícil acceder a financiación conveniente. “Endeudarse no es bueno” parece ser una premisa de muchos, aunque es falsa, ya que puede apalancarse el negocio con un préstamo adecuado.

10- ¿Qué necesita? 
Abra su cabeza, sincérese y haga un listado de lo que le está faltando. Busque apoyo, ya que sus amigos y su familia aplaudirán su proyecto, incluso siendo malo. No saben más que Ud. del negocio y para colmo – como lo aprecian – no querrán desalentarlo. Capacítese, asesórese, y busque personas con probada trayectoria. Recuerde que su negocio es suyo, y nadie lo defenderá tanto como Ud.

Estos puntos son comunes a todos los emprendedores, independientemente del rubro, edad, ciudad… Y, aunque no es malo fracasar si es que de ello se aprende, la idea no es tropezar con las piedras que uno pudo haber evitado. Si cada uno que avanza en el camino emprendedor va apartando algunas piedras del camino, los que nos siguen sólo se preocuparán por las nuevas que vayan apareciendo: esto es progreso,

Diego Pasjalidis
Director de Consultoría y Desarrollo Emprendedor de Materiabiz.