lunes, 19 de enero de 2009

Plan de negocios, una hoja de ruta para tiempos tormentosos


El 50 por ciento de las nuevas empresas quiebran durante su primer año. Nueve de cada diez no superan los cinco años de vida. En gran medida, esto se debe a la ausencia de un plan de negocios, una hoja de ruta más indispensable que nunca en tiempos difíciles...

El 2009 llegó con la crisis bajo el brazo. Las palabras más escuchadas: incertidumbre y turbulencias.

Según el informe económico de la CEPAL de diciembre de 2008, se espera que la región de América Latina y el Caribe crezca apenas 1,9 por ciento en 2009. Y nadie sabe demasiado bien cómo será el aterrizaje. Por ahora, lo único que parece seguro es que vienen tiempos difíciles.

De esta forma, el nuevo entorno de negocios impone la necesidad de contar con herramientas que mitiguen los riesgos en la toma de decisiones vinculadas con inversiones o reformulaciones en las variables estratégicas de la compañía. Y así surge la necesidad de escribir (o reescribir) un plan de negocios.

"¿Por qué necesito un plan de negocios?"
El filósofo romano Séneca escribió: "ningún viento es favorable para el que no sabe adónde va".

Muchos emprendedores, creyendo haber tenido una fabulosa idea de negocio, se lanzan al mercado sin siquiera haber evaluado seriamente el escenario ni la potencialidad de su proyecto.

Desde luego, esto no significa necesariamente que se encaminen hacia el fracaso.

Sin embargo, los resultados del negocio serán inciertos. El empresario tendrá una alta probabilidad de tomar malas decisiones de inversión, desperdiciando tiempo y dinero.

En mi cátedra de Plan de Negocios de la Universidad Católica de Córdoba (Argentina), durante los últimos dos años hemos analizado más de 60 ideas de negocios. En todos los casos, los emprendedores llegaban con gran entusiasmo y dispuestos a empezar de inmediato.

Sin embargo, tras estudiar exhaustivamente a cada una de ellas y elaborar sus planes de negocios, sólo el 12 por ciento superó un análisis de viabilidad. Las demás tuvieron que ser redefinidas (o directamente desechadas) por resultar incapaces de generar rentabilidad.

Así, no debe sorprendernos que el 50 por ciento de las nuevas empresas quiebren durante su primer año ni que nueve de cada diez, no superen los cinco años de vida.

De acuerdo a análisis estadísticos, el 95 por ciento de los fracasos pueden atribuirse a la ausencia de un plan de negocios que acompañe la puesta en marcha y la falta de experiencia del emprendedor en el rubro donde ha decidido incursionar.

Pero, ¿qué es un plan de negocios?
Siguiendo con la metáfora de Séneca, un plan de negocios es la carta de navegación que marca el objetivo del proyecto y las maniobras necesarias para alcanzarlo.

O, según la definición del experto estadounidense, Donald Kuratko: "El plan de negocios es el mapa del empresario hacia una empresa de éxito, en este sentido, es un recurso esencial, puede ser el documento mas valioso al prepararse para la larga jornada de creación o refuncionalización de la empresa".

De esta forma, la concreción de un plan de negocios requiere de una idea innovadora, habilidad de pensamiento estratégico para analizar y predecir las tendencias del entorno y entender el juego en el cual desarrollamos nuestra actividad empresaria.

Además de marcar el norte del proyecto, el plan es un instrumento extremadamente útil para la búsqueda de socios, la valuación de la empresa, la redefinición de la idea de negocio, la obtención de financiamiento y la evaluación del desempeño.

Por ahora, para enfrentar mejor preparado los tiempos tormentosos que parecen acercarse, usted puede comenzar a idear (o revisar) su plan de negocios buscando respuestas a cuatro interrogantes fundamentales:

1) ¿En qué negocio quiero estar?

2) ¿Qué espacio quiero ocupar?

3) ¿Qué tipo de empresa quiero ser?

4) ¿Dónde y por qué agrego valor?

Marcelo Gravano
Contador - MBA
Consultor en Plan de Negocios y Proyectos de Inversión
Profesor de la Universidad Católica de Córdoba
Para: MateriaBiz
Imagen: Web

lunes, 12 de enero de 2009

Como tratar con la indecisión


Siendo emprendedores, o en vías de serlo, tenemos que constantemente estar tomando decisiones y muchas veces consideramos “esencial” tomar la mejor decisión. Casi siempre analizamos la situación solo desde dos puntos de vista: (a) un escenario “bueno” y (b) un escenario malo y, por lo tanto, las opciones siempre serán o buenas o malas.

Desde mi punto de vista, esta es una concepción equivocada que influye en forma negativa respecto a nuestro proceso decisional.

Seguramente habrán escuchado el viejo adagio ese que dice que “lo que importa no es la decisión que se toma sino lo que se hace con la decisión que se toma”. Esto es cierto y no importa tanto sobre que decisión se refiere.

Pues bien, yo estoy convencido que ello es así ya que la vida no se trata solo de “tomar las decisiones acertadas” sino de lo que se trata es de nuestra actitud para afrontar la vida y lo que hacemos con las opciones que la realidad nos presenta.

Nuestro pequeño Hamlet interno
Permanentemente nos enfrentamos a dilemas que generan dudas semejantes a las que tenía el Príncipe de Dinamarca, no tanto como para matar a un rey pero sí para decidirnos entre actuar o no actuar.

En función de ello, hay algunas cuestiones que podríamos tener en cuenta para ayudarnos a decidirnos

1) Una constante adaptación a los cambios
Tenemos que tener en cuenta que ninguna decisión que tomemos habrá que considerarla lo suficientemente rígida como para no volver a analizarla en función de los cambios de las circunstancias. En todos los casos, tengan presente que lo que importa es la estrategia, pero la táctica debe revisarse en forma periódica. Por ejemplo, puede ocurrir que el escenario que se analizó para tomar una decisión cambie y eso requiera un nuevo análisis y, a la postre, una nueva decisión; o que los gustos de los consumidores cambian; o las personas reaccionan ante nuestras decisiones, decidiendo ellas también o que el escenario económico es variable. Como observan, ejemplos sobran.

2) El problema de la falta de confianza
Muchas veces la indecisión es producto de una falta de confianza en nosotros mismos. En muchos casos dudamos de nuestras posibilidades y esa sola duda genera en nosotros limitaciones. Por eso, muchas veces resulta aconsejable seguir nuestros instintos y confiar que la situación tenderá a acomodarse mientras andamos.

3) El asunto de las expectativas
Muchas veces tenemos que tomar decisiones que no son compartidas por nuestros colegas y hacemos mucho hincapie en las expectativas que los otros han puesto en nosotros. Obviamente que siempre hay que tener en cuenta una diversidad de opiniones suficiente ya que ello genera un input muy importante pero, en última instancia, si pensamos que el camino elegido es el mejor, eso será lo que tendremos que hacer.

4) El tema de las prioridades
Este sí que es un tema difícil. La verdad es que la vida es una constante de enfrentarnos a escenarios donde tenemos que tomar decisiones relacionadas con nuestras prioridades. Lo importante, siempre, es preguntarnos para qué hacemos lo que hacemos. Si tenemos una clara definición de nuestras prioridades será bastante fácil definir una situación de indefinición. Por ejemplo, si nuestra familia es una prioridad, será sencillo definir una decisión relacionada con un trabajo que nos demande mayor compromiso del que estamos dispuestos a otorgarle. Piensen que es imposible quedar bien con Dios y con el Diablo y que no se puede tener todo. Para estas situaciones dudosas, tener en claro nuestras prioridades siempre resulta de una ayuda muy valiosa.

El que no apuesta no gana
Esto seguro que a todos nos paso alguna vez. Hay momentos donde nuestra cabeza gira en torno a una decisión y las innumerables cuestiones y problemas relacionados con los posibles escenarios. En vez de considerar tanto los problemas habría que pensar mejor en las oportunidades. Si nos mantenemos indecisos, siempre encontraremos algún problema que nos impida avanzar, en cambio, si nos enfocamos en los beneficios potenciales, en ver el vaso medio lleno, sin lugar a dudas seremos más ejecutivos.

Fuente: Ideas en marcha
Imagen: Web

domingo, 4 de enero de 2009

El espíritu emprendedor: ¿Dónde puedo encontrar uno?

¿El espíritu emprendedor es algo innato o es algo que se puede aprender o fomentar?

Hay personas que empiezan emprendimientos por necesidad, porque tienen que buscar una alternativa a la entrada de dinero en la economía familiar. Pero hay otros que han realizado sus estudios y que emplean energía y esfuerzo en aplicar lo que han aprendido en la vida real. Pero mas allá de las circunstancias que te lleven a emprender será el camino que recorras el que te validará como emprendedor.

Es cierto que un emprendedor en términos generales, tiene ciertas características, pero muchas veces influyen las circunstancias y el medio a ambiente en el que nos desarrollamos lo que hace aflorar nuestra madera emprendedora.
¿Cuáles son los factores que favorecen al nacimiento de un espíritu emprendedor?

En primer lugar emprender significa comenzar, explorar, tomar riesgos, pero todo esto sólo puede darse en un contexto de libertad. Esta nos permite no limitarnos, darle vuelo a la creatividad y poder aprovechar las oportunidades. Una persona sometida a la autoridad tendrá vetada estas capacidades, y sufrirán sentimientos de frustración y verán pasar las oportunidades que se le presenten.

En segundo, la educación tiene influencia significativa sobre la formación de una mente emprendedora. Y en esto tienen que ver todos los procesos de formación a los que está sometida una persona desde el momento de nacer: la familia, la escuela, el grupo de amigos, la universidad, el club, la religión.

Un emprendedor tiene la capacidad de ver las oportunidades, y analizar los recursos para llevar a cabo el proyecto. La clave radica en encontrar una vinculación adecuada entre ambos factores.

El tercer punto importante que se deriva del anterior es la sociedad en donde se desarrolla el emprendedor. En algunas latitudes el emprendedor es celebrado como líder y fuerza positiva de una sociedad. En otras sociedades el panorama es completamente opuesto y por lo tanto adverso a la hora de querer dedicarse a la actividad emprendedora. La propia familia, amigos y colegas harán lo posible para desalentarte pues no ven el valor intrínseco de la actividad emprendedora. Con el tiempo y el esfuerzo de los emprendedores la propia experiencia hará que vaya cambiando la percepción de la sociedad en relación al valor de la actividad emprendedora.

Otro factor que favorecerá el surgimiento del espíritu emprendedor, es el marco institucional que regula las actividades económicas y sociales. Es necesario contar con un escenario que nos permita proyectar a futuro, con claras reglas de juego, y estabilidad económica.

Por otro lado el fácil acceso a información relevante es un factor central para allanar las condiciones para emprender. Contar con información oportuna es crucial para la toma de decisiones.

Podemos llegar a la conclusión entonces, que el espíritu emprendedor juega un papel clave para las economías actuales, y que si bien puede ser innato, el hecho de que surja depende de múltiples factores como: vivir en libertad, la formación y educación que recibimos, la existencia de reglas de juego transparentes, apoyo a las empresas, oportunidades y recursos.

Endeavor México