sábado, 17 de mayo de 2008

Reportaje a Alejandro Mashad, titular de Endeavor Argentina

El titular de Endeavor Argentina habla del "ecosistema emprendedor" local y de las razones por las que el país figura en el top 10 de este tipo de negocios. Las barreras de acceso al capital y el entrepeneurship en el interior.

Suele decirse que el ejemplo es la mejor forma de convencer y educar. Desde 1998, Endeavor Argentina selecciona y apoya a emprendedores fomentando la creación de nuevas empresas, mediante un programa que busca eliminar las barreras que existen para el acceso al capital, la información y las redes de contactos. Como parte de una organización internacional sin fines de lucro –que tiene presencia en 11 países y sede en Nueva York–, la oficina local ya cuenta con más de 70 empresas seleccionadas en su porfolio. Por ejemplo, Mercado Libre, Globant, Officenet y Cardón, entre otras. "Hoy, la aceptación de los emprendedores como un grupo social valioso está mucho más claro que hace diez años. En el interior aún no es tan así, pero ha habido un largo camino de generación de esa cultura con el que hemos colaborado", explica Alejandro Mashad, director ejecutivo de Endeavor Argentina. El ejecutivo sostiene que en Buenos Aires se logró crear "un ecosistema emprendedor que apoya a la gente que quiere empezar empresas". Y afirma que en el interior "está todo por hacerse. Nuestro objetivo es que dentro de tres o cuatro años haya un 30% de emprendedores del interior pasando por el proceso de selección".

Fortuna: ¿Cómo ha ido cambiando la cultura emprendedora en la Argentina en los últimos diez años?
Mashad: Potencialmente, la Argentina es un país emprendedor. El informe GEM (Global Entrepreneurship Monitor), que se hace en el IAE, compara la actividad emprendedora en los países más serios del mundo. Y la Argentina está en el top 10. Para esa medición se usa la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA), que es variable y tiene dos componentes: los emprendedores por oportunidad y necesidad. Estos últimos son aquellos que se quedan sin trabajo y tienen que, por ejemplo, abrir un quiosco para vivir. En la Argentina, tenemos barreras de acceso al capital, a redes de contacto y a la información. Pero hay un contexto general en el que la cultura emprendedora, es decir, la aceptación de los emprendedores como un grupo social valioso está mucho más clara hoy que hace diez años. En el interior no es tan así, pero ha habido un largo camino de generación de esa cultura con el que hemos colaborado.

Fortuna: Mencionaba que una de las principales trabas para los emprendedores es el acceso al capital. ¿Cuánto afecta esta situación al surgimiento de nuevos proyectos?
Mashad: El tema del capital suele mencionarse como el más importante a la hora de empezar un proyecto. Pero es algo tan importante como tener una buena red de apoyo. En este sentido, en la Argentina también hubo un cambio importante en los últimos tres años. Desde 2006 empezó a resurgir gente interesada en invertir en nuevas oportunidades de negocios. La industria del capital de riesgo está evolucionando favorablemente y hay distintas instituciones que canalizan este capital emprendedor. Hay clubes de business angels que invierten en los primeros estadios de una empresa. Después vienen los fondos de capital de riesgo. A nivel local ya hay unos cinco fondos que evalúan proyectos y deciden invertir ese dinero.

Fortuna: ¿Qué características diferencian a alguien con perfil emprendedor?
Mashad: Es aquel que persigue oportunidades, es un buscador nato que comienza a desarrollar una idea sin tener todos los recursos disponibles. El emprendedor nunca tiene todo lo necesario para empezar, va consiguiendo recursos a medida que avanza. Si bien es un hacedor nato, el mejor es el que hace pero planifica los pasos clave. También tiene lo que llamamos la mentalidad de opciones: se caracteriza por no ser demasiado estructurado.

Fortuna: ¿El sistema educativo nacional aporta a la cultura emprendedora?
Mashad: Las universidades no fomentan el perfil emprendedor. En general, son más formadoras de gerentes o de técnicos que de emprendedores. De todas maneras hay signos de cambio importantes, como la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. El ministro Lino Barañao tiene una visión que desafía la cultura establecida de los últimos 50 años de la ciencia en la Argentina en donde el científico estaba obligado a estar con tubos de ensayo y escribir papers y la visión de la empresa era negativa. Hoy la innovación es una ventaja competitiva de los países centrales.

Fortuna: ¿Cuál es el impacto de los nuevos emprendimientos en la economía?
Mashad: La mejor forma de ver esto es a través de dos ejemplos. El primero es el de Globant: hace cuatro años eran cuatro y hoy son 700. En este caso, el impacto en generación de puestos de trabajo y riqueza es increíble. En innovación también porque hay muchos desarrollos de tecnologías que se hacen acá. Además, tiene un efecto global: el mundo empieza a ver a la Argentina en sectores no tradicionales. Otro ejemplo, en este caso un país, es Irlanda. Hasta hace 15 años era un país de cola en Europa y hoy es una nación motorizada por nuevas empresas que surgieron a partir de una estrategia conjunta del gobierno, universidades y el sector privado.

Fortuna: Las nuevas tecnologías son otro punto que impactan positivamente en el segmento emprendedor…
Mashad: La tecnología siempre es base de nuevas ideas. Es un sector donde la innovación es quizás mayor que en otros sectores más tradicionales. Entonces, es fuente generadora de nuevas empresas y lo va a seguir siendo no sólo en la Argentina sino en el mundo. Después de la caída de las puntocom, y de la crisis del país, surgieron oportunidades a nivel local con empresas de tecnología que venden servicios. La competitividad del tipo de cambio hizo que una hora de un cerebro argentino pagada en pesos se pudiera vender en dólares afuera.

Fortuna: ¿Cuál es el balance de estos 10 años de Endeavor Argentina?
Mashad: Esta oficina fue la primera que funcionó de la red global. Fue pionera en probar que el modelo funcionaba y en exportar un know how que después se replicó en once oficinas más en el mundo. Y a nivel local, fue la primera organización que empezó a hablar de la importancia de los emprendedores como una fuente de generación de valor para el país. Detrás vinieron un conjunto de organizaciones que hoy llamamos el ecosistema emprendedor. Hoy Endeavor tiene dos grandes dimensiones. La histórica, que es la selección de apoyo a emprendedores, que llamamos apoyo enfocado, y otra que denominamos apoyo masivo. El primero es el modelo con el que Endeavor empezó, el corazón de la actividad: la selección y apoyo a emprendedores de alto impacto, que son aquellos que empiezan negocios viendo una oportunidad, que piensan en grande. Son los que inician negocios que tienen gran potencial y son esos negocios los que producen los cambios o los saltos cuánticos en la generación de trabajo, de riqueza, innovación y cambio en el tejido productivo. Mientras más emprendedores de este estilo haya en el país, mejor va a ser para el desarrollo de la Argentina.

Fortuna: ¿Cómo funciona el concepto de apoyo masivo?
Mashad: Hace tres años, cuando ya el modelo de apoyo enfocado estaba funcionando bien y había un portfolio interesante de emprendedores elegidos, sentimos que queríamos que nuestro impacto en la Argentina fuera más grande. Así, se generó esta dimensión masiva en donde hay tres objetivos clave: inspirar, capacitar e influir. A través de este programa muchos se dan cuenta de que son emprendedores, que tienen el potencial pero no se animan porque todavía socialmente no hay una aceptación del camino de emprender. Estamos trabajando mucho en el interior porque allí está todo por hacer. El objetivo es que dentro de tres o cuatro años haya un 30% de emprendedores del interior pasando por el proceso de selección y que estos sean líderes locales.

Fortuna: ¿Cuáles son las perspectivas que tienen en Endeavor respeto al futuro del entrepeneurship en el país?
Mashad: Somos siempre optimistas porque creemos que vamos a seguir cambiando cosas en el sentido positivo porque es un camino de no retorno. El cambio más grande puede venir del interior del país para extender la influencia que Endeavor tiene en Buenos Aires a las principales ciudades del interior y tener dentro de diez años un país que reconozca el valor de los emprendedores como un motor de desarrollo y que un tipo que quiera emprender encuentre la primera ayuda para no estar solo en este camino.

Guillermo Gammacurta
Revista Fortuna (Editorial Perfil)

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