¿Qué podemos aprender de las ideas preconcebidas que tenemos sobre la innovación?
El escritor de ciencia ficción, William Gibson, suele decir que “el futuro ya está aquí, sólo que aun no está bien repartido”. De alguna forma, la innovación tiene que ver tanto con el pasado como con el futuro. La constante búsqueda por alcanzar un sueño. Esta misma ilusión motivó a Scott Berkun, quien hizo parte del equipo de Microsoft para desarrollar internet Explorer entre 1994 y 1999, a retirarse de la compañía en 2003, para convertirse en un escritor sobre temas de gerencia. Recientemente publicó su segundo libro, The Myths of Innovation.
En este libro, Berkun analiza las que considera ideas erróneas que tenemos sobre la innovación y qué podemos aprender de ellas. En su forma muy particular de asumir la innovación como un todo que junta tecnología, ciencia, historia, artes y el desarrollo de la humanidad, utiliza mensajes del pasado para visualizar mejor el futuro. Estos son los 10 mitos de la innovación que plantea Berkun en su libro:
1 - ¡Eureka!
Se dice que Newton estaba descansando a la sombra de un árbol cuando una manzana cayó sobre su cabeza. Y allí, en un instante, descubrió la Ley de la Gravitación Universal. Como si se tratara de la última pieza de un rompecabezas, esta es la forma en que muchos ven la innovación. Un chispazo de inspiración mágica. Sin embargo, Scott Berkun explica que la innovación realmente se refiere al proceso mismo de armar el rompecabezas. Cada pieza es fundamental para el resultado final, y no sabemos cuál completará el juego. Es tan peligroso y arraigado este primer mito, que muchos emprendedores físicamente se sientan a esperar esa idea que los hará millonarios. Pero estas historias tienen más de románticas que de educativas. Desde los griegos, ciertos dioses representan el poder creativo como un hecho sobrenatural. Pero, como decía Peter Drucker "los innovadores exitosos no esperan a que la musa de la creatividad los toque. Más bien se ponen a trabajar". La innovación es el resultado de años de trabajo tras un sueño. Incluso, muchas veces es más importante la ejecución que las ideas: Google no fue el primer buscador de contenidos, tampoco Apple II el primer PC ni Netscape el primer navegador de internet.
2- Entendemos la historia de la innovación
Se le atribuye a Winston Churchill la conocida frase "la historia es escrita por los ganadores". En esta misma forma tenemos visiones trastornadas de los innovadores en la historia. En el colegio nos contaron que Cristóbal Colón quiso demostrar que la tierra era redonda, Gutemberg democratizar el conocimiento o que los romanos eran expertos ingenieros que nunca fallaban. Esto, sin tener en cuenta los deseos de riqueza de Colón y Gutemberg, y que un incendio en el año 64 A.C. destruyó el 80% de Roma. "Estas son leyendas que nos hacen pensar en la historia como proceso perfecto", plantea Berkun. Tanta mitología alrededor de la innovación termina por alejarla del alcance de la experiencia humana. Que solo le pertenece a seres especiales. Sin embargo, muchos innovadores en la historia han sido simplemente personas tratando de ganarse la vida. Además, esta visión alegre de la historia nos hace pensar en la innovación como un proceso lineal y ordenado. Pero es todo lo contrario, la vida misma es un experimento con resultados insospechados. La historia del computador personal arrancó con el laboratorio Xerox PARC en 1973, pero no quisieron comercializarlo, Atari y HP rechazaron el exitoso proyecto Apple II y solo hasta 1983, IBM logró lanzar su primer PC, un camino de infinitas posibilidades.
3 -Existe un método para innovar
Recientemente, en una entrevista para la revista BusinessWeek, un periodista le preguntó a Steve Jobs, fundador de Apple, ¿cómo sintetizar la innovación? A lo cual Jobs respondió: no haciéndolo. Incluso hoy en los ambientes más avanzados para innovar, como Google, la firma de diseño IDEO y los laboratorios de MIT, es evidente que la innovación no es algo que se pueda controlar. Por método entendemos una "vía sistemática para lograr algo", propio de ciencias como la física o la química. Pero la vida es más amplia que la ciencia. Y como dice la frase de un autor desconocido, "por definición, innovación es una expedición a lo desconocido". Si quiere arrancar, tal vez el mejor consejo sea el del reconocido compositor John Cage: "no importa por donde empiece, siempre y cuando empiece". Algunas obras son inspiradas por luto, como el Taj Mahal; por amor, como los Jardines de Babilonia o por ego, como el Empire State. Otras por necesidad, curiosidad o riqueza. Pensando en un fin específico, como es el caso de Carlson, inventor de la fotocopiadora, o de Englebart, del mouse para el computador. A otros se les dio de carambola, como los Post-it Notes de 3M. En fin, ciertos espacios, conductas y modelos pueden potenciar la capacidad de innovar. Pero siempre va a ser una treta de resultados impredecibles.
4- La gente ama las ideas nuevas
Casi todos los innovadores tienen en común haber experimentado el síndrome de las narices "ñatas". Ñatas porque les han cerrado las puertas en todas partes. Esto le paso a Alexander Graham Bell con Western Union, cuando inventó el teléfono. A Larry Page y Sergey Brin, de Google, frente a la gente de Yahoo!, a Galileo con la iglesia, a Einstein y su E=mc2, a Darwin con la teoría de la evolución o a George Lucas con La Guerra de las Galaxias en Hollywood. Todos con las narices "ñatas". "La tragedia secreta de los innovadores es que su deseo por cambiar el mundo rara vez es compartido por los demás", dice Scott Berkun. Es decir, este autor sostiene que es un mito que a la gente le guste explorar nuevas ideas. En realidad, solo lo hacen cuando alguien más ya las ha probado, simplemente porque innovar es costoso. "Los innovadores cumplen ese rol de conductores hacia las nuevas experiencias de la vida", agrega. Sin embargo, este autor plantea que el rechazo es consecuencia de cómo la nueva idea los hace sentir. Hoy es fácil decir que fue una tontería que Western Union desechara una idea tan revolucionaria como el teléfono. Pero póngase en los pantalones del fundador de Western, en la cúspide de su carrera en el siglo XIX, y le llega un muchacho y le muestra algo que va tirar al suelo el trabajo de su vida. ¿Qué haría?
5- El inventor solitario
Todos sabemos que el norteamericano Neil Armstrong fue el primer hombre en llegar a la luna, en 1969, cuando pronunció la celebre frase "este es un pequeño paso para un hombre, y un gran salto para la humanidad". Sin embargo, en nuestros pensamientos, poco crédito damos a las casi 500.000 personas que trabajaban en ese entonces para la Nasa. A quienes construyeron el Apollo 11 ó a los que fallecieron en intentos anteriores. Cuando de innovación se trata, Berkun nos hace reflexionar que solemos cristalizarla en un solo hombre. ¿Quién creó el automóvil? Está errado si piensa que fue Henry Ford, pues fue un proceso que arrancó con Da Vinci y culminó con Karl Benz, 1885/1886. Darle crédito por las innovaciones a un solo hombre facilita poder recordar, como en el caso de Thomas Edison y la electricidad, pero realmente no hace justicia a la historia. Además, como plantea Berkun, "todas las innovaciones de hoy están basadas en desarrollos del pasado". Piense tan solo en el teclado de su computador ¿cuántas innovaciones y avances hay detrás? A veces las innovaciones trascurren caminos simultáneos, como el desarrollo del cálculo integral por Newton y Leibniz. El popular autor Guy Kawasaki suele enfatizar que ningún emprendedor, llámese Steve Jobs o Richard Branson, es alguien sin el apoyo de su gente.
6- Es duro encontrar buenas ideas
En su reciente libro, The future of management, el reconocido autor Gary Hamel expone que el ser humano es eminentemente recursivo y creativo (ver edición 295). Basta con observar un niño jugar con fichas de armar y ver la cantidad de ideas que puede construir en minutos. "Poco a poco los adultos van perdiendo su creatividad", sostiene Berkun. Hoy en día es común entender que la mayoría de las personas trabajen para organizaciones grandes o pequeñas. Pero esto no siempre fue así, pues es evidente que, incluso, sin ir muy lejos al siglo XIX, la gente añoraba y trabajaba en su propio negocio. En el proceso de estandarización de las empresas, la gran proporción de trabajos implica labores como comprar, vender y procesar. Einstein decía que "la imaginación es más valiosa que el conocimiento". Pero esos trabajos de búsqueda de mundos desconocidos como el de los directores, inventores, artistas o emprendedores son cada vez más limitados. La humanidad viene perdiendo su principal talento: la recursividad. Es verdad que las empresas piden innovar, pero para esto suelen dar el plazo de la reunión semanal. Linus Pauling, la única persona en ganar dos premios Nobel, pensaba que "la mejor forma de tener una buena idea es tener muchas ideas". La innovación requiere tiempo y dedicación y, allí, encontrar buenas ideas es más fácil de lo que usted cree.
7- Su jefe sabe más sobre innovación que usted
Los psicólogos suelen estudiar un comportamiento al que llaman "psicología de la autoridad". Por alguna razón, cuando una persona está en posición de poder nos es difícil evaluar la brecha entre talento y autoridad. "Que una persona pueda tomar decisiones que otros no pueden, no implica que no tengan el conocimiento y la sabiduría para hacerlo", dice Berkun. Muchos hemos visto casos de gente muy talentosa acallada por sus jefes. "Este libro enfatiza la idea de que nadie realmente sabe qué es posible", agrega el autor. Además, es posible que su jefe represente el peor lugar en donde buscar camino a sus ideas. ¿No lo ha sentido con algún artista favorito que nunca pudo superar sus primeros trabajos? Realmente no es porque haya perdido talento, sino porque sus motivaciones cambiaron. El objetivo ya no es el de un emprendedor saliendo adelante, sino el de mantener su éxito con enfoques más tradicionales. Esto, a grandes rasgos, es lo que le pasa a un ejecutivo con gran trayectoria o a una gran empresa. Pierden los deseos de innovar. Olvidan el mensaje de Steve Jobs, de Apple, "estoy convencido de que el 50% de lo que separa a un emprendedor exitoso de los demás es solo perseverancia".
8- Las mejores ideas siempre ganan
¿Ha escuchado alguna vez al grupo Dave Matthews Band? Pues bien, esta banda se fundó en Virginia, en 1991, y es la combinación de rock, jazz, soul, violines eléctricos y saxofones, interpretados por músicos que simplemente están a otro nivel. Pero aun así, existen grupos con calidad musical muy inferior que son más conocidos. "Curiosamente, aun cuando es evidente para todos que las mejores ideas no siempre ganan, no dejamos de sentir que esto debería ser así", plantea Berkun. La historia de la innovación está llena de estos ejemplos. Diseños e ideas superiores que no triunfan. Las armas de fuego realmente las inventaron los japoneses mucho antes que los europeos, pero no tuvieron cabida por la tradición de la espada. Está demostrado que el modelo Qwerty, que actualmente utilizan los teclados, presenta fuertes debilidades ergonómicas. Tal vez debido a la cultura occidental, según la cual los buenos siempre ganan; MacGiver superó a sus rivales por ser más creativo. Nos cuesta entender que no es suficiente con tener la mejor idea. Según Scott Berkun, factores como la cultura, la política, lo económico, político y social, como elementos de funcionalidad, serán determinantes para el éxito de una innovación.
9- Problemas y soluciones
Otra cita por la que se recuerda a Albert Einstein dice "si tuviera 20 días para resolver un problema, me tomaría 19 para definirlo". En la misma forma, Scott Berkun opina que, aun cuando se piense lo contrario, en la aventura de la innovación "resolver problemas no es menos importante que identificar los indicados". La historia de Isaac Newton puede ser ilustrativa en este punto. Aun cuando contribuyó a crear el cálculo, explicó la gravedad y revolucionó la ciencia, su mayor pasión y, a lo que dedicó más tiempo, fue al sueño de convertir metal en oro. Este mismo desafío lo compartieron otros genios como Leibniz, Boyle y Locke. Pero hoy, por lo menos hasta que la ciencia nos demuestre lo contrario, sabemos que fue una total pérdida de tiempo. Con esto, Berkun explica que es un mito el que en los procesos creativos no sea positivo ponerse límites; así como aprender a definir los problemas. Como ejemplo, el libro Piloting Palm recuenta la historia de Jeff Hawkins, inventor de las libretas electrónicas PDAs, quien transitó todo el proceso con muy pocos criterios en mente: que cupiera en un bolsillo, que fuera sencillo de usar y que no costara menos de US$299.
10- La innovación es siempre deseable
En 1903 dos jóvenes aventureros, sin formación en ingeniería ni educación formal, crearon una maquina que el mundo no podía creer. Hay algo sorprendente y no muy conocido sobre los hermanos Wright. A pesar de tener entre manos un invento que revolucionaría el mundo del transporte, la forma en que promocionaron su invento ante los gobiernos de Francia, Alemania e Inglaterra, hasta 1909, fue con un solo propósito: acabar con la guerra. Con tristeza, pocas décadas más tarde se constituiría en una de las armas bélicas más poderosas de la historia. Este es el último mito de Scott Berkun: pensar que la innovación es necesariamente positiva, cuando siempre tendrá resultados mixtos e impredecibles. Esta imagen la simboliza en la mitología griega Prometeo, dios del fuego, quien primero fue premiado y luego castigado al ser atado a una roca para que cada día un águila comiera de sus entrañas. Nadie puede dudar de los beneficios de la televisión, pero distintos estudios muestran que ha disminuido un 40% las relaciones humanas desde su aparición. El DDT fue inicialmente una solución efectiva para combatir la malaria, pero más tarde mostró su impacto dañino en el medio ambiente, lo mismo vale para la contaminación que producen los carros o el exceso de información en internet. Las innovaciones siempre tendrán un doble filo que el mundo debe a aprender a manejar.
Dinero.com (Colombia)