sábado, 13 de noviembre de 2010

Cuándo y Por Qué Contratar a un Consultor de Empresas


Se nos pregunta, con frecuencia, a los consultores de empresa a qué nos dedicamos o cual es nuestro trabajo. La respuesta concreta no es fácil, pero sí lo es cuando decimos que somos como “médicos de empresas y comadronas”. Pero esto requiere una explicación. Veamos.

En primer lugar, un consultor de empresas es aquel que presta servicios profesionales a éstas en cualquier ámbito económico, financiero o técnico que no sean los tradicionales trabajos de asesoramiento contable, fiscal, laboral o auditoria.Todos estos tienen su propia catalogación como tales. Por tanto, el consultor de empresas se dedicaría a todo lo demás que la empresa le requiera.

Por otra parte, el consultor de empresas suele ser un generalista, en el sentido de tocar diversos temas, más porque están muy interrelacionados que por conocimiento superficial en el estricto sentido del término. El consultor se ve obligado a saber de cosas distintas como el profesional de medicina general sabe de muchas enfermedades y dolencias. El consultor profesional, no el amateur, debe estar al día en mil cuestiones fiscales, económicas, financieras, laborales, mercantiles o técnicas diversas. Luego ha de estudiar y reciclarse continuamente.

El consultor de empresas, con el paso del tiempo, va conociendo tantas empresas, sectores y situaciones diferentes, que su bagaje de conocimientos es muy amplio. Además, al final, la empresa es un todo que asemeja mucho unas a otras en sus cuestiones fundamentales. El consultor acaba manejándose con seguridad en toda clase de empresas y negocios.

Pero, además, es algo así como una “comadrona”, ya que ayuda y colabora eficazmente en el nacimiento de muchas empresas y negocios. Lo hace aportando ideas iniciales, haciendo cálculos y estudios, previsiones y estimaciones económicas, financieras o técnicas, indica a los promotores o socios el camino a seguir y ayuda, o él mismo lleva a cabo, todos los pasos de creación y puesta en marcha de las empresas.

Su campo es extenso y variopinto. Cuestiones tales como: planes de viabilidad o de negocios, estudios económico- financieros, creación y constitución de sociedades, intermediación de negocios, consultoría de gestión, operaciones societarias, planes para solventar crisis empresariales, la sucesión de la empresa familiar o el consulting técnico puro, son algunos de los botones de muestra de los catálogos de servicios de los consultores.

¿Razones para contratar a un Consultor de empresas? Podemos entresacar algunas de ellas que no agotan el repertorio.

1ª.- En las empresas y negocios, surgen infinidad de situaciones ligadas a toma de posiciones o de medidas que requieren pararse a pensar y analizar los pros y contras. Como siempre, cada cual es mal consejero de sí mismo. Y además, muchas veces se requieren conocimientos específicos y personas expertas. El Consultor suele reunir estos condicionantes.

2ª.- Si se elige a un profesional experto, con la titulación adecuada al caso, que acredite su experiencia, normalmente sabrá comprender bien su problema y situación, y podrá orientarle adecuadamente.

3ª.- Se debería de huir, en este asunto y para cosas serias, de aficionados. Sea por lo que fuere, este mercado de profesionales le presenta, mezclados y en el mismo saco, firmas y profesionales con trayectoria amplia y contrastada, que tienen experiencia de verdad, con diversas personas que o tienen esto como ocupación complementaria a otra, que es para ellos la principal, o han venido a caer en este campo por rebote de otros o atraídos por las posibilidades de este sector profesional, cuando no por su nivel de relaciones públicas o institucionales.

4ª.- A la hora de elegir a un consultor de empresas para que le ayude en sus asuntos, debería solicitarle un presupuesto serio y una “hoja de servicios o de referencias” que le ponga en antecedentes de quien tiene Vd. delante. Huya de la palabrería y las promesas envueltas en excesos verbales y optimismos desmesurados.

5ª.- El Consultor de empresas le puede aconsejar antes de emprender inversiones, constitución de sociedades, inicio o ampliación de nuevos negocios o actividades y casos similares. En estos casos, conviene poner encima de la mesa todos los datos y analizar la evolución en el tiempo (corto y medio plazo) de las cuentas de resultados, balances y cash flow. No hacerlo así, estudiando todas las variables a considerar, es caminar a ciegas y con riesgos innecesarios. El futuro ya traerá, por si mismo, incertidumbre e incidencias imprevistas como para añadir otras por dejadez o falta de previsión.

6º.- El Consultor de empresas se puede encargar, también, de aspectos tales como convocar y coordinar reuniones de socios o posibles socios, informar a estos últimos, ayudar en su búsqueda, hacer gestiones ante Organismos oficiales, informarle sobre subvenciones que puedan afectar a su proyecto y tramitárselas, planificar los pasos a dar, hacer los estudios económicos o de viabilidad o planes de negocios para presentar ante Instituciones Financieras o socios potenciales, estar a su lado en toda clase de negociaciones y un sinfín más de servicios posibles.

7ª.- Es prácticamente imprescindible la ayuda del Consultor en situaciones de crisis o de problemas económicos y financieros. Toda la variante que va desde simples problemas de tesorería y dificultades puntuales hasta situaciones de suspensión de pagos o quiebras, son objeto del trabajo de Consultores de empresas con experiencia. En muchas ocasiones serán, o tendrán en su plantilla, expertos en cuestiones concursales.

8ª.- En ocasiones Vd. tendrá que acudir a un bufete de abogados. Unas veces serán sus abogados y otras ajenos o de “la otra parte”. Cuando haya por medio balances, cuentas, cuestiones económicas o financieras que le afecten, su mejor compañía será, si se trata de temas serios, un Consultor de empresas. En muchas ocasiones, un gestor o un asesor fiscal contable, no será suficiente si se trata de temas de más calado.

9ª.- No debiera Vd. dejarse llevar por la falsa leyenda de que un buen Consultor o es de la capital de España o lleva unas siglas en inglés, o no tiene nivel. Esto es un falacia y, con frecuencia, un simple efecto de restos de papanatismo todavía existente. En la mayoría de las ciudades existen Consultores preparados y expertos. Se trata de encontrarlos y poner en ellos su confianza. Lo otro, lo de la gran firma madrileña o anglosajona, le costará mucho más y, en ocasiones, no le garantiza la resolución de su problema.

10ª.- Con frecuencia, una empresa está dispuesta a pagar lo que le cobren o lo que sea al Consultor venido de “lejanas tierras” o de nombre en inglés. En cambio, regatea sus honorarios al Consultor local o de su autonomía. No sea Vd. de esos. Esta forma de actuar no es sinónimo de éxito como se puede comprobar con cierta frecuencia. Un Consultor más próximo a su nivel de empresa, a su entorno geográfico y a sus circunstancias, baqueteado en la vida de las PYMES, tiene sus ventajas.

Fuente: Gestiópolis.com.

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