No es ninguna casualidad el franco descenso que registró el año pasado la cantidad de emprendedores en la vida económica de la Argentina. Un país cuyos gobernantes no velan por la seguridad jurídica y alteran a su arbitrio las reglas de juego no puede generar el caldo de cultivo necesario para los innovadores.
El último informe dado a conocer por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), como resultado de sus encuestas en 55 naciones durante 2009, ubica a la Argentina en el puesto 15 del ranking que se construye según la tasa de actividad emprendedora (TEA), tal como se manifiesta anualmente en los países estudiados.
En efecto, de acuerdo con el porcentaje registrado en nuestro medio, que se redujo del 16,5 al l4,7 por ciento, la presencia de emprendedores en la vida económica del país ha descendido ocho puestos si se lo compara con el bienio 2007-2008, cuando mostró un marcado ascenso.
Es oportuno recordar que se considera emprendedor quien acomete una empresa, menor o mayor, por su iniciativa y movido por la necesidad o por la oportunidad.
En el primer caso, prevalecen las demandas de subsistencia y esto ocurre, sobre todo, en tiempos de inestabilidad laboral o de alto desempleo. En el segundo, obra la iniciativa de quien elige la ocasión oportuna para poner en marcha un proyecto de calidad, por lo común en tiempos económicamente mejores.
Dos instituciones inglesas vienen estudiando a los emprendedores de ambos sexos en distintos países: el Babson College y la London School of Economics. Entre nosotros, dirigido por Silvia Torres Carbonell, el Centro a cargo de la investigación funciona en la Universidad Austral.
Los cambios en el ranking del último año incitan a conocer las causas que han incidido en la declinación de emprendedores en el país. En primer lugar, se estima que parcialmente ha influido el hecho de que se han sumado nueve naciones más, todas en vías de desarrollo, al elaborar la muestra.
En segundo término, lo más significativo es que entre nosotros ha crecido el número de emprendedores por necesidad, a la vez que han disminuido los que deciden en función de la oportunidad. Esto se vincula con los problemas económicos del país, muchos de ellos generados por el mismo Gobierno, que retardan o cancelan la puesta en marcha de nuevos emprendimientos. Cabe agregar que esa realidad desalentadora ha influido más en los hombres que en las mujeres.
Es evidente que los emprendedores, especialmente los que eligen la oportunidad, constituyen para el país un promisorio potencial de inteligencia y de voluntad laboriosa que merece promoverse mediante medidas que orienten y apoyen a quienes tienen iniciativa, a través del asesoramiento adecuado y el financiamiento accesible.
Diario La Nación 18/3/10
Editorial II
Imagen: Web
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