En un mundo altamente competitivo hay cada día menos espacio para la falta de recaudos. Y son los emprendedores, aquellos individuos con las ansias de generar nuevos espacios para la producción los que más cuidado y atención deben prestar.
La pregunta es: a qué deben prestar tanta atención? Y la respuesta es: a las capacidades y actitudes que deben poseer y desarrollar a los efectos de poder generar valor agregado para los consumidores, pues es ese valor agregado lo que determinará o no el contacto de éstos últimos con su empresa.
Si hay algo que un emprendedor debe poseer es autoconciencia, o sea conciencia de sí mismo, de su forma de ser y responder antes los sucesos en su empresa y en el entorno. Para ello no hay nada más cierto que el “conócete a ti mismo”. Sólo una persona claramente conciente de sí misma es capaz de dominarse y autocontrolarse.
Una persona que toma conciencia de su forma de ser y conducirse, de ser conciente de sus capacidades, virtudes, defectos, limitaciones e inclinaciones, podrá tomar medidas para hacer un óptimo aprovechamiento de lo positivo que hay en él, y tomar los recaudos y prevenciones que le eviten caer en el descontrol.
El conocimiento de si mismo le permite llegar al autocontrol. Es el autocontrol la capacidad de meditar sobre si mismo y sus actos, adoptando una postura que le permite ser conciente de sus decisiones, evitando dañar su persona y prestigio como empresario. La pérdida de control lo hará sucumbir tanto a las inestabilidades del mercado, como a las tormentas que a diario un empresario se ve expuesto. Un empresario como un capitán de navío debe mantener la calma aún en los peores momentos para tomar la decisión mas acertada y guiar la empresa a buen puerto.
Muy unido al anterior aspecto tenemos la fortaleza y templanza necesarias para afrontar las sacudidas a que todo empresario y su empresa están expuestos a lo largo de su trayectoria.
Pero es en los primeros pasos, cuando aún se es joven y emprendedor cuando aún se está poco curtido, cuanto más se pone en juego la capacidad de lucha y tesón. Cómo el agricultor que prepara la tierra y siembra sus semillas, un empresario siempre está expuesto a la sequía, el exceso de lluvia, las inundaciones y también al fuego. Es en estos momentos donde se pondrá a prueba la templanza del empresario para aguantar la embestida momentánea del destino y salir adelante.
Cuando en un mundo con abundante oferta de bienes y servicios, se quiere captar parte de la demanda, mantenerla y ampliarla, es fundamental poseer la creatividad mínima para darle tanto a los productos y servicios, como a los procesos de producción y venta, ese toque especial que lo distinga de sus competidores. Sin capacidad de creatividad e innovación sus posibilidades son más que limitadas, muy limitadas. Ante tan alto grado de competencia, sobresalir para atraer los deseos y necesidades de los consumidores requiere de algo que lo haga único y especial. Aún vendiendo golosinas, se debe tener la capacidad de atraer el interés en sus productos y no en los de los competidores.
Como en un juego de fútbol, es ese chispazo de creatividad el que marca la diferencia entre quien gana y quien pierde. No todas las empresas subsisten, muchas caen, y una de las razones es esa falta de capacidad para generar nuevas ideas que le permitan continuar conservando el apoyo de sus clientes.
La creatividad se pone de relieve tanto para generar un nuevo producto, como para diseñar un proceso que permita menores costos y mayor calidad, o bien esa creatividad le permitirá llevar a cabo una mejor publicidad o bien resolver mejor los problemas. La creatividad no es una cuestión menor para aquel que pretenda triunfar en los negocios.
En un entorno cambiante en lo social, económico, político, cultural y psicológico es menester contar con la sensibilidad suficiente para captar esos cambios a tiempo, y aún más adelantarse a ellos mediante una mentalidad proactiva. Para generar empresas de excelencia ya no basta con reaccionar o prevenir, es fundamental generar los cambios, ser capaz de fijar nuevas reglas de juego, sino pensemos en el creador de McDonnalds y su revolucionaria visión de la comida rápida y los servicios. Es en este punto donde confluyen la creatividad y la sensibilidad.
Se debe ser sensible para captar los cambios del entorno, y creativo para generar la solución que marque la diferencia.
La capacidad de reacción ante lo inesperado fue, es y continuará siendo una aptitud que diferenciará a aquellos que sobrevivan con su empresa, de aquellos que zozobren ante las tormentas del entorno.
En todo negocio que cuente con personal, nuestro emprendedor deberá tener la capacidad de liderar y motivar a estos para mover las piezas hacia la consecución de las metas, y por ello no hay nada tan importante como fijar metas claras y precisas. Estas metas deben estar en conjunción con la misión de la empresa. Tanto el propietario, como los directivos y empleados deben saber en que negocio están y quienes son sus clientes, y por lo tanto saber en que negocio no están y quienes no son sus clientes. Parecerá algo simple y sencillo, pero muchas empresas han perecido al tener una misión restringida o bien poco clara.
Tener clara la misión de la empresa, sus objetivos y ser concientes de las restricciones y limitaciones le permitirá desarrollar planes más acordes a la realidad y auténticas posibilidades de la empresa. Una de las peores cosas que le puede acontecer a un empresario es no ser conciente de sus limitaciones. Ser conciente de ellas le permitirá contratar a las personas que le cubran sus flancos débiles. Recién en ese momento, cuando aparte de sus conocimientos y experiencias, pueda contar con otra visión más experimentada y analítica, estará en condiciones de poder desarrollar un plan con mayores posibilidades de éxito. Éxito que sólo podrá hacerse realidad si el plan es acompañado de capacidad organizativa, talento para la dirección y un fino espíritu controlador.
Una idea puede ser muy buena, pero hacerla factible requiere de una planificación. Realizado el plan es menester crear una organización en la cual estén claramente definidos los roles, siendo a partir de ella que los integrantes interpretarán sus respectivas partituras para hacer realidad los objetivos. Dirigir a los empleados y obreros para el logro de la mejor performance no es cosa fácil, sólo individuos realmente talentosos pueden sacar lo mejor de sí a cada uno de su plantilla. Es por ello que en estos tiempos más que simples directores se necesitan inspiradores y entrenadores, lo cual son las condiciones para el nuevo liderazgo.
Lo del fino espíritu controlador hace referencia a una capacidad sutil y especial con la que se debe contar para no sólo determinar que y cuando controlar, sino para ser conciente de aquella información que contradice las sensaciones e intuiciones que un buen emprendedor debe contar y cultivar. Saber preguntar, con claridad y precisión, es una capacidad que no todos tienen, y que le permitirá retomar o cambiar de rumbo en el momento preciso.
Ser cada día más veloz
En la era del nanosegundo no basta con ser rápido, es necesario ser muy veloz. Si no se es suficientemente veloz, los que vienen atrás lo pasan por encima. Velocidad para producir, velocidad para entregar, velocidad para responder a la consulta, velocidad para diseñar los productos y procesos, velocidad para entrar al mercado, velocidad para cobrar, todo es velocidad y por lo tanto el concepto de velocidad debe ser comprendido y meditado por el emprendedor del Siglo XXI.
Hoy un buen empresario debe pensar continuamente como hacer más veloz cada tarea, cada proceso. Cobrar con mayor velocidad en un supermercado puede significar a igualdad de precios incrementar las ventas. Ser más veloz en atender a los pacientes en un sanatorio implica no sólo incrementar los servicios, sino aumentar notablemente la satisfacción de los pacientes. Hoy nadie quiere esperar, todo se desea al instante.
Antes se enviaba una tarjeta postal vía correo, hoy se efectúa vía Internet, a un costo prácticamente cero y de forma inmediata, con el agregado de efectos especiales.
Si Ud. arregla computadoras o máquinas, toma el tiempo de respuesta entre la llamada telefónica y su visita al cliente, toma el tiempo que lleva la reparación, y otra cosa, toma el tiempo para atender el teléfono. Recuérdelo, hoy todo es velocidad.
En una era donde los ciclos de vida de los productos y servicios son cada día más cortos, la tardanza en llegar al mercado puede significar la derrota en manos del oponente más veloz.
Tenga siempre presente que el primero en llegar generalmente fija las reglas de juego y se posiciona en primer lugar en la mente de los clientes. Para tratar de ser primero es menester ser cada día más veloz.
La velocidad hace a una mayor satisfacción de los clientes, pero siempre debe tenerse presente que la velocidad sólo es útil si se corre en la dirección correcta.
Calidad, calidad y más calidad
En un mundo con exceso de oferentes, serán más demandados aquellos productos y servicios con mayor valor agregado, para lo cual no deje nunca de agregar calidad a su oferta. La calidad por si sola no asegura el triunfo, pero le permitirá participar de la competición.
¡Ojo! La calidad bien entendida, es la calidad a la “primera”, no la calidad generada luego de múltiples ajustes y reajustes. Ajustes y correcciones, que terminan absorbiendo parte de las utilidades de la empresa. La calidad a la “primera” implica alta productividad, bajos costos y por lo tanto mayor capacidad competitiva.
La calidad debe encararse en todos los ámbitos de la empresa. No basta tener el mejor producto, si el servicio de atención al público es desastroso. Nunca deje nada al azar, preocúpese en todos y cada uno de los detalles. Podrá tener la mejor comida, pero también cuenta la limpieza del mantel y los sanitarios. Puede pasar las mejores películas, pero también cuenta la comodidad de las butacas. Podrá contar con los mejores precios, pero nunca olvide de contar con variedad. Cada detalle cuenta, y hoy más que nunca.
Las moscas y las abejas
“.....Si se meten seis abejas y seis moscas en una botella y se coloca ésta horizontalmente, con el fondo contra la ventana, se verá que las abejas no dejarán de luchar por encontrar salida a través del vidrio, hasta que mueren de agotamiento o de hambre; mientras que las moscas, en menos de dos minutos, habrán salido por el cuello en el otro lado....Es el amor de las abejas por la luz, su misma inteligencia, lo que las pierde en este experimento. Probablemente se imaginan que la salida de una prisión debe encontrarse donde la luz brilla más y obran en consecuencia y persisten en esta actitud bastante lógica. Para ellas el vidrio es un misterio sobrenatural que nunca han visto, nunca han tenido una experiencia de esta atmósfera repentinamente impenetrable y, cuanto más desarrollada sea su inteligencia, más inadmisible y más incomprensible aparecerá este extraño obstáculo. Mientras que las tontas moscas, indiferentes a la lógica como al enigma de vidrio, hacen caso omiso del llamado de la luz, vuelan al azar de aquí para allá y encuentran la buena suerte que a menudo sonríe a los ingenuos que encuentran la salvación donde los sabios perecen...y acaban, necesariamente, por descubrir la abertura que les devuelve la libertad.”[1]
De tal forma los empresarios y emprendedores no deben limitarse a la mera razón, deben hacer caso también de su intuición, deben pensar pero también probar, deben analizar y “tantear”. Deben evitar caer prisioneros de su propia inteligencia. No basta para el empresario considerar que si el producto es útil, el mismo será demandado (error de las abejas), es menester tantear en el mercado para descubrir lo que realmente desean los consumidores (aproxímese a los consumidores pero no sólo haciendo uso de la inteligencia racional, sino también de la inteligencia emocional; aprenda a tantear como las moscas).
Ser consciente de los paradigmas
El pez no sabe que vive en el agua hasta que se lo saca de ella. El pez que nunca ha salido del agua no puede saber qué es el agua porque no sabe qué no es el agua. Al no tener términos de comparación, no puede definir el agua. Nosotros, los seres humanos, sólo somos conscientes de que actuamos según determinados paradigmas cuando cambiamos de paradigma. Somos como el pez en el agua.
Los paradigmas son poderosos, pero no omnipotentes. Cuando un paradigma comienza a ser incapaz de resolver una serie de problemas que queremos y debemos resolver, la solución es encontrar otro paradigma que lo haga.
Albert Einstein nunca usó la expresión “cambio de paradigma”, pero a eso se refería cuando decía: “Los problemas importantes no pueden resolverse en el mismo nivel de pensamiento en que se crearon”. En otras palabras, muchas veces el único modo de resolver un problema es cambiar el paradigma.
Esto tiene una trascendental importancia, tanto para percibir nuevas oportunidades de negocios, en el sentido de generar soluciones para determinados problemas, como así también para resolver problemas de una manera en que los actuales paradigmas no lo hacen factible.
Conclusiones
En un mercado hipercompetitivo los emprendedores deben poseer cada día más capacidades y aptitudes, no bastando sólo poseer capacidades racionales, hoy día más que nunca antes es menester contar con capacidad creativa, innovación, intuición e inteligencia emocional.
Comprender la naturaleza del entorno y ser sensible a sus cambios y flujos de energía, le permitirá al empresario lograr nuevos y mayores niveles de excelencia. En un mundo globalizado, con población en fuerte incremento y todos luchando por un lugar y unas posibilidades de desarrollo, no basta y resulta imposible fortificarse en un lugar o posición, hay que estar dispuesto a salir al juego y vencer para seguir subsistiendo.
Los que queden atrapados por paradigmas inoperantes para las nuevas épocas y necesidades, verán retroceder sus posiciones y participaciones en el mercado.
[1] Página 109 – “En busca de la Excelencia” – Thomas Peters y Robert Waterman Jr. – Editorial Atlántida - 1982
Dr. Mauricio Lefcovich
Consultor en Administración de Operaciones y Estrategia de Negocios.
Especialista en Calidad, Productividad, Mejora Continua, Reducción de Costos y Satisfacción del Consumidor.
Fuente: GestioPolis