domingo, 16 de marzo de 2014

¿Yo? Entrepreneur

 
Por necesidad o en la búsqueda de un cambio de vida, más de cuatro millones de argentinos apuestan a un proyecto propio. Emprendedores que inspiran
 
Para el año 2020, una de cada dos personas habrá apostado a un emprendimiento propio. Chico o grande, formal o informal, por necesidad económica o en busca de cumplir un gran sueño, el fenómeno emprendedor crece en todo el mundo y en la Argentina se disemina en los proyectos más variados.
 
A partir de la crisis global de 2009 un nuevo mensaje comenzó a escucharse en los discursos de los principales líderes políticos, que pusieron al emprendedor en el centro de sus discursos. "La cuestión de los pequeños emprendedores es imprescindible para el futuro y el presente del país. El gobierno tiene un compromiso incuestionable con los pequeños negocios", dijo, por ejemplo, Dilma Rouseff hace unos meses en el anuncio de reducción de tasas de interés en préstamos para emprendedores. Los gobiernos de América latina presentaron incubadoras y aceleradoras de proyectos en las que, además de financiamiento, se prioriza la capacitación con foco en la mentoría como las experiencias de Startup Chile, Buenos Aires Emprende o Startup Brasil, entre otros.
 
Una nueva identidad se empezó a forjar para miles de personas que fueron por mucho tiempo la excepción al sistema de empleo en empresas. Y aunque existen diferentes maneras de emprender, hay características comunes. "Un emprendedor es el que tiene un sueño de algo que quiere crear y que moviliza los recursos y la gente necesarios para llevarlo adelante", así de abarcativo lo define Andy Freire, director de Endeavor en Argentina y uno de los máximos referentes del tema en el país. Para Freire, el nuevo emprendedor es distinto de aquel del principios de los 90. Ahora existe un enorme nivel de conexión con un propósito noble, que antes era más un enamoramiento de construir algo que pudiera ser vendido. Hay una predisposición a lidiar con la incertidumbre muy comprendida y una rotura con el mandato mucho más aceptada. "Cuando dejé Procter& Gamble para fundar Officenet era el loco que dejaba la empresa en la que había entrado después de haber estudiado; ahora se entiende mucho más la elección por el proyecto propio", dice. El término entrepreneur comenzó a sonar fuerte en la Argentina en el ámbito empresarial en la segunda mitad de la década del 90, en la que se sentaron las bases de compañías como Mercado Libre, Officenet, Patagon, DeRemate o Globant, entre otras de las que surgió un fértil ecosistema de startups de base tecnológica
 
Muchas de las características de este nuevo emprendedor se resumen en la historia de Alejandro Malgor, un mendocino de 32 años, diseñador gráfico de la Universidad de Palermo. Es socio en Xinca, una empresa de diseño de zapatillas sustentables. "La base de nuestras zapatillas se desarrolla con el reciclado de caucho de neumáticos que representa una gran amenaza en términos de contaminación. Para la confección reutilizamos telas de diferentes orígenes y en nuestro proceso productivo trabajamos con personas que se encuentran en estado de vulnerabilidad social", presenta su proyecto con el que acaba de ganar el reality show El emprendedor del millón, ideado y conducido por Andy Freire, emitido por Telefé. Luego de competir con otros 12 participantes, resultó el elegido para llevarse un pozo de 500.000 pesos, que ya está invirtiendo en maquinarias, acondicionamiento de un taller inclusivo y campañas de comunicación.
 
Para Alejandro, ser un emprendedor significa ser una persona decidida, sin miedo al fracaso, alerta a las oportunidades que aún no han sido descubiertas y en busca de distintos caminos con libertad. "En definitiva ser un mejorador y no un protestón", bromea. Aunque para hablar sobre su responsabilidad como nuevo empresario se pone muy serio: "Debemos redefinir el éxito en las empresas. Hacer negocios diferentes que no sólo busquen la rentabilidad, sino que también generen un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. Empresas que sean motores de cambio", asegura.
 
Sobre su experiencia, aconseja: "Hay que tener en cuenta que hay días muy malos en la vida de un emprendedor, pero de repente hay un día increíble que vale la pena por todos los demás. Si te falta pasión por lo que hacés, te faltará el empuje para llevarlo a cabo cuando las cosas se compliquen un poco". Para el mendocino, emprender es sentirse dueño de su destino. "Tener flexibilidad horaria, rodearme de un equipo de gente que elijo. Emprender es una forma de vida. Algunos emprenden por necesidad, otros por amor a la libertad, otros están cansados del trabajo corporativo y están aquellos que lo hacen por cumplir sus sueños. Nosotros arrancamos Xinca por una mezcla de todo eso", comparte.
 
Contexto económico
La actividad emprendedora difiere entre los países, y está influida por diversos factores, tanto a nivel de las personas que deciden emprender como a nivel de los contextos donde el proceso se desarrolla. Este contexto nacional e internacional, sumado a la cultura, la historia social y personal de los individuos, influye en los niveles de actitudes, actividad y aspiraciones emprendedoras.
 
El Global Entrepreneurship Monitor GEM (Monitoreo Global Emprendedor) es un organismo que desde hace 15 años se encarga de analizar el modo en que el fenómeno emprendedor se relaciona con el crecimiento económico y en el largo plazo con el desarrollo del país. Silvia Torres Carbonell, directora del Centro de Entrepreneurship del IAE Business School, es la representante de GEM en la Argentina, donde trabaja desde hace 14 años en el índice local. Según el organismo, nuestro país está entre los cinco países emprendedores del mundo; sin embargo, la tasa de supervivencia de los proyectos es muy baja.
 
Los resultados del informe de Argentina 2013 muestran que la tasa de actividad emprendedora en etapa temprana (TEA), que incluye empresas nacientes de hasta 3 meses y empresas nuevas de 3 a 42 meses, fue en 2013 del 15,9% sobre la población general. Para tener un panorama completo hay que sumarle la tasa de dueños de empresas establecidas que alcanzó el 9,6% de la población. Algo que equivale a casi 4,5 millones de emprendedores argentinos. En el país la actividad emprendedora por necesidad es ahora del 30 por ciento.
 
También queda en evidencia cómo los argentinos tienen una percepción de oportunidades menor a la de los emprendedores chilenos y brasileños, aunque se sienten más confiados en sus capacidades y con menos temor de emprender que los países vecinos. "Estamos desde 2012 al comienzo de un ciclo donde la TEA vuelve a subir, producto de la necesidad, del proceso inflacionario que trae como consecuencia que mucha gente necesite completar sus ingresos con una actividad en forma independiente", describe Carbonell.

Desde esa necesidad surgió el emprendimiento de Verónica Deoto. "¿Sabés hacer un lemon pie?", le preguntaron en una rotisería, a lo que asintió segura sin haber intentado hacer una torta en su vida. Verónica partió con su marido a probar suerte a Corrientes en 2001, luego de que él se quedara sin trabajo en Buenos Aires. "Dije que sí de caradura, nos estábamos quedando sin plata y en esta rotisería necesitaban y no lo dudé", cuenta hoy desde su casa de Pilar, adonde regresaron años más tarde. A menos de un par de meses de comenzar a hacer lemon pies, Verónica llegó a vender 40 tortas por fin de semana. "Mantuve a toda la familia con este emprendimiento de cocina, es algo que realmente no esperaba." Ya en Buenos Aires decidió mejorar sus técnicas y se anotó en un programa de emprendedores de la firma Nestlé llamado Rico Negocio, orientado a capacitar a amas de casa emprendedoras en la cocina de distintos productos, donde, además de recetas que la salvaron, aprendió de bromatología y cómo usar de manera correcta el freezer para el mejor cuidado de los ingredientes. Tanto ella como su marido consiguieron trabajo, pero su alma emprendedora sigue intacta: "Me da una satisfacción impagable ver la cara de las personas cuando les entrego las tortas que hago. Sueño con poner mi casa de té, por eso voy comprando de a poco vajilla", cuenta. "Emprendedor es una palabra muy formal para definir a los pequeños luchadores de la vida, nosotros decidimos no bajar los brazos y así emprendemos un sueño", dice. "Hay que medir bien las inversiones y las primeras ganancias. Emprender es algo tuyo, es vivir de lo que te gusta hacer, pero tomándotelo en serio, es lo mejor que se puede pedir a un trabajo", comparte.
 
Mirada social
La percepción de bienestar de las personas que emprenden es otra de las variables medidas por el GEM. El monitoreo indica que en todas las regiones, los emprendedores exhiben relativamente índices más altos de bienestar en comparación con personas que no están involucradas en procesos emprendedores. Previsiblemente, los emprendedores movidos por necesidad muestran niveles inferiores de bienestar que los motivados por oportunidades. "En el caso de la Argentina, si bien el nivel de bienestar percibido es alto, los dueños de empresas establecidas tienen un 25% más de buena percepción que los nuevos emprendedores que están enfrentando una etapa de incertidumbre, mucha presión para llegar al punto de sustentabilidad de sus proyectos, y un mayor grado de vulnerabilidad respecto de las condiciones del contexto", describe Carbonell.
 
Como fundador e inversor de empresas como Officenet, Axialent, Restorando y Quasar Ventures, Andy Freire es el principal referente del ecosistema empresarial emprendedor argentino. Sin embargo, hace varios años que este hombre de 42 años dedica más de la mitad de su tiempo a otro tipo de proyectos. Fue quien ideó y condujo el proyecto televisivo El emprendedor del millón, donde siguió paso a paso a cada uno de los participantes con consejos y críticas sobre sus propuestas. Desde el noticiero de Telefé y como columnista radial del programa Perros de la calle, reparte incansables consejos para los emprendimientos más variados. Recibe cientos de consultas por semana, desde la viabilidad de vender cosméticos por catálogo hasta los pasos necesarios para fundar una ONG. "No dejo nada sin responder, aunque sea un par de líneas, porque sé que lo que las personas se juegan es su sueño de libertad a través de un proyecto propio. Lo que me apasiona y me mueve es ver lo que pasa cuando las personas se animan a emprender", dice el emprendedor serial.
 
También utiliza mucho su usuario de la red social Twitter, donde comparte consejos diarios a través de #TipEmprendedor, y de Facebook, donde sus seguidores se aconsejan entre sí sobre distintos emprendimientos. Además, Freire escribió junto a Julián Weich el libro 5%, sobre cómo se puede ayudar con compromisos posibles. "Con el cinco por ciento de tu tiempo podés cambiar el ciento por ciento de la vida de otra persona y también la tuya", afirma. El libro plantea qué pasaría si el cinco por ciento de la población mundial que está sobre la línea de pobreza decidiera colaborar con algún proyecto solidario aportando simplemente un poco de su tiempo. Digamos, el cinco por ciento. La humanidad dispondría entonces de 131.000 millones de horas invertidas en ayudar al prójimo. Una hora y veinte minutos por día. Un día por mes. Desde esa premisa despliegan casos y experiencias motivadoras.
 
Con poco, mucho
Desde la esquina de Diagonal Norte y Florida, en el microcentro porteño, Agustín entona un tango mientas le saca lustre a unos zapatos marrones desvencijados. "Tengo cabeza de empresario, pero no tengo ambiciones desmedidas, soy un tipo de derecho, me animo a todo y siento que en la vida ya gané", dice sonriendo. Hace 18 años que este hombre de 55 años se levanta a las 5.30 en su casa de Villa Urquiza y sale a trabajar hasta la tarde. Cuenta con un puesto con techo y una televisión con pantalla plana que le fue donada por una empresa hace cinco años. "Luché ocho años para que me habiliten el puesto. Soy un busca, a todo le encuentro la vuelta; me faltó estudiar, pero tengo la universidad de la vereda. Tengo chispa y energía", dice quien también pasó por el reality show de emprendedores.
 
Pero Agustín no se contentó con cumplir su proyecto. Lleva adelante la Mutual de Lustradores de Calzados y Afines de la República Argentina, que agrupa a más de 300 lustradores de la ciudad de Buenos Aires. Su idea de la mutual nació desde la necesidad de resolver un problema. "Cuando me lastimé el brazo y estuve meses sin poder trabajar del dolor que tenía, no conseguía turno en los hospitales públicos, entonces se me ocurrió armar una mutual que respaldara a los lustrabotas. De a poco, los afiliados a la mutual van a tener su propio puesto y muchos beneficios. Esto va a ser un gran progreso para nosotros, porque atrae clientes y dignifica nuestro trabajo", dice el lustra más conocido de la ciudad. Ahora está esperando el permiso del gobierno porteño para poder desplegar el resto de los carros donados para el trabajo de sus compañeros. Los puestos cerrados y equipados resuelven muchos de los inconvenientes del oficio.
 
"Con un puesto propio ganás libertad de trabajo. Aparte con la decoración y los atractivos, la gente siempre se acerca curiosa." Agustín es la segunda de las tres generaciones de lustradores por las que han pasado los Gómez. Su hijo Daniel (29) está aprendiendo el oficio. Antes, Agustín fue plomero, electricista, ayudante de cocina, cafetero y vendedor de helados. "No soy demasiado pillo, porque si no, hubiera estudiado y sería ingeniero, pero creo que me las rebusco bastante bien", cierra. Por necesidad, convicción o ambas, el espíritu emprendedor argentino muestra sus muy diversas maneras de decir bien fuerte que el sueño del proyecto propio vale la pena.
 
El buen contagio
Mucho ha cambiado el ecosistema emprendedor local en los últimos 20 años. Tímidas, en los años 90, cuatro o cinco compañías de base tecnológica comenzaron a tejer una red que hoy se expandido a cientos de proyectos nacionales con visibilidad global. Para estudiar este avance, Endeavor desarrolló el informe El efecto multiplicador, donde muestra cómo las empresas actuales fueron influidas por la primera ola de emprendedores. Para esto se les preguntó a más de 200 compañías tecnológicas cómo fue su mentoría, inspiración, inversión y el origen laboral de sus integrantes. Se percibió la importancia en su desarrollo del trabajo de diferentes aceleradoras de negocios privadas como Wayra, NextLabs o Innovar, y también las impulsadas desde los gobiernos. Quasar Ventures, de Santiago Bilinkis y Freire, aparece como una nueva generación de incubadora, algo así como una fábrica de empresas. Para Andy Freire resulta fundamental la creación de un ecosistema completo de actores para el éxito de los proyectos. "Trabajo entre los gobiernos, aceleradoras, inversionistas, proveedores de servicios, pero especialmente para que los emprendedores experimentados apoyen e inspiren a la próxima generación de empresarios."
 
Las claves del éxito propio
  • El 90% de los emprendimientos exitosos salió de alguna actividad que tiene que ver con una actividad anterior.
  • Buscar y armar equipos con los perfiles de gente que faltan en el proyecto. No necesariamente amigos.
  • No tener más de dos socios. Siendo dos existe el 56% más de posibilidades de tener éxito que si son 3 o 1.
  • Definir roles claros hasta en el emprendimiento más pequeño. Escribirlos y firmarlos formalmente.
  • Siempre preguntarse: ¿qué ofrezco que es mejor que lo demás?
  • Es importante tener gente capacitada a cargo de los temas técnicos (contable-jurídico).
  • La capacidad oratoria y discursiva es importante a la hora de comunicar, negociar y liderar.
  • Según la Fundación Kauffman, entidad estadounidense dedicada al impulso de emprendimientos, para 2020, una de cada dos personas habrá apostado a un emprendimiento propio.
Martina Rua
Revista dominical
Diario La Nación (Argentina)
Imagen: Web