viernes, 26 de octubre de 2012

Internet, ropa y gastronomía, los nichos para abrir un negocio

El dólar prohibido y las tasas bajas son estímulos para iniciar un proyecto propio. Trámites, costos y oportunidades para emprender. Dónde pedir ayuda y dinero. Consejos y advertencias para no fallar.

Sin poder comprar dólares y con las tasas de interés por debajo de la inflación, muchos argentinos acumulan ahorros sin destino. Otros, acuciados por el aumento de los precios y las sombras de una economía menguante, necesitan hacer crecer sus ingresos. Bajo el influjo del empuje y la creatividad criollos, todos ellos explican por qué Argentina tiene una de las tasas de actividad emprendedora más altas del mundo. ¿Cuáles son los sectores y las claves para iniciar un negocio propio?

El especialista en finanzas personales Mariano Otálora dispara sin respirar: “por los bajos costos operativos, los negocios más fáciles de arrancar son aquellos relacionados con Internet (desde venta de servicios y productos , manejo y administración de redes sociales hasta producción de aplicaciones y software ), luego los que requieren baja inversión inicial y mucha rotación de stock, como un kiosco. Pero el negocio más fácil de encarar siempre corresponde a un producto o servicio que se conozca muy bien y con la menor cantidad de empleados posible. Ojo, también hay emprendedores que se pusieron en una plaza a venderles milanesas a los taxistas y facturaban 4.000 pesos, o que compran flores en el mercado mayorista para vender en el Día de la Madre.” Los analistas e inversores consultados por Clarín identificaron otros sectores en los que hoy la economía está ofreciendo oportunidades: delivery de productos alimenticios gourmet , servicios de gestoría especializados y servicios asociados con el turismo (guía, mapas, paseos en bici, tours personalizados, clases de tango). Otro de los rubros más populares para los creativos que empiezan es el de la producción y venta de ropa.

Trámites y planes
Antes de emprender, además de tener una buena idea hay que seleccionar la figura legal bajo la cual germinará. Para empezar, por sus bajos costos de constitución y mantenimiento, la mejor opción es una Sociedad de hecho. También es clave consultar a un contador para conocer la carga impositiva del negocio. Otro paso importante es registrar el nombre del emprendimiento como marca: el trámite se puede hacer en persona o a través de abogados especializados.

Un mojón fundamental en cualquier proyecto es la redacción de un plan de negocios , una de hoja de ruta que sirve para decidir inversiones, redefinir la idea original, obtener financiamiento y resolver si es necesaria la búsqueda de socios. ¿Para qué pueden servir? Para diversificar riesgos, complementar experiencias o para que aporten capital. Si se eligen socios, es importante establecer cuál será el rol de cada uno (atención con esto en los negocios familiares) y definir un plan que contemple todos los escenarios posibles, por ejemplo qué se hará si el negocio no funciona como se esperaba.

¿La idea es fabricar algún producto?
Cuidado con las trabas a las importaciones , que si bien ofrecen oportunidades para sustituir los productos que no ingresan al país también pueden complicar cualquier negocio hasta extinguirlo, por falta de insumos. Otro consejo es comprar equipos usados: la maquinaria insume una parte importante del desembolso en los proyectos industriales.

Vender por Internet
En 2011, diez millones de argentinos realizaron compras online, convirtiendo a la red en un gigantesco supermercado al cual acudir en busca de clientes. Para poder aprovecharlo vendiendo los productos o servicios propios, y si no se opera con los portales Más Oportunidades y Mercado Libre, se puede adoptar una plataforma de comercio electrónico como MercadoShops, que está integrada con el sistema de pagos MercadoPago. Ofrece un plan básico y gratuito y otro profesional, que cuesta 119 pesos mensuales. Tienda Nube da servicios similares a un costo de entre 79 y 249 pesos por mes. Estas plataformas sirven para que los compradores puedan pagar con tarjeta de crédito

Para abrir un comercio
Lo mejor es caminar la zona elegida y hablar con los vecinos para detectar sus necesidades, los comercios faltantes y el peso de la competencia. Si se va a alquilar hay que tener en cuenta los gastos de depósito (dos o tres meses), la comisión de la inmobiliaria y, si corresponde, el valor de la llave. Luego, se necesita dinero para acondicionar el lugar y comprar mercadería o insumos. Las habilitaciones pueden costar tiempo y dinero. ¿Una buena?

Los impuestos iniciales no son muy significativos
Otálora ofrece algunos números como guía: “el alquiler no debería superar el 12% de la facturación bruta, y en caso de tener empleados los costos laborales no deben superar el 30% de las ganancias brutas (lo ideal es entre un 18% y 23%). Hoy resulta difícil abrir un negocio a la calle con menos de 50.000 pesos”. Quienes ya tienen un negocio, pueden incrementar los ingresos sumando servicios con bajo costo y alto rendimiento, como alquilar una fotocopiadora, poner una máquina de café o una cabina telefónica. Un comercio debe esperar una utilidad neta de entre el 15% y 18%.

El taxi, un clásico de siempre
Un auto nuevo más una licencia y otros gastos cuestan unos 220.000 pesos. Si se tiene un usado, se puede bajar la inversión un 10%. Hay tres caminos para ganar dinero con un taxi: ser dueño y chofer –ingresos de entre 8.000 y 12.000 pesos mensuales–, contratar un chofer –hay que tener en cuenta la complejidad que implica tomar personal, para ganar entre 4.500 y 6.000 pesos– y cederlo a una mandataria que administre el coche y la licencia, con lo cual se pueden obtener entre 3.500 y 5.000 pesos mensuales.

Aprovechar una marca famosa
Otra opción: quienes tienen –o consiguen– más dinero que nuevas ideas pueden iniciar un negocio “llave en mano” si compran una franquicia, para abrir una sucursal de un comercio que ya existe. Desde 50.000 pesos se puede comenzar con una franquicia chica , pero el promedio se encuentra en los 150.000 pesos. Para mensurar el valor de estas cifras, los expertos en emprendedorismo estiman que el plazo razonable para recuperar la inversión en negocios chicos es de entre 12 y 18 meses; en los medianos entre 18 y 24, y en los más grandes las cuentas deberían equilibrarse después de los dos años.

“Argentina tuvo una coyuntura muy positiva para los emprendimientos entre 2003 y 2008. Luego se complicó un poco por la suba de los costos en dólares”, advierte Hugo Kantis, director del Programa de Desarrollo Emprendedor de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Para sortear este obstáculo, el emprendedor “tiene que estar muy convencido de lo que ofrece, y vender esa confiabilidad en su producto para pedir plata: primero entre los conocidos y después en el mercado. A veces, es el futuro cliente quien pone un anticipo para que le hagan el producto que necesita”.

¿De dónde salen las ideas que podrían transformarse en negocios? “De la observación e interacción con colegas, parientes o usuarios de algún servicio. Hay que ver qué les pasa, qué necesitan, qué cosas creen poder mejorar”, sugiere Kantis. Y asegura que es clave hacerse amigo de otros empresarios jóvenes. Para contactarlos sirve ir a conferencias y cursos para emprendedores, aunque también pueden estar entre la familia y los amigos. Redes sociales como Facebook o LinkedIn son muy útiles.

La ebullición emprendedora argentina también causó un ranking de los errores más frecuentes: no evaluar correctamente si existe mercado para la idea, no destinar suficientes esfuerzos en difusión y marketing, equivocar la estructura de costos para poder vender a precios atractivos, no ser un buen conductor de equipos y descuidar a los proveedores.

Dónde pedir ayuda
Aunque muchas veces se sientan solos ante el mundo, los emprendedores tienen varios lugares a los que acudir. A través de varios programas, la secretaría PYME del gobierno nacional ofrece subsidios no reembolsables, créditos y asesoramiento a los nuevos emprendedores. El más atractivo es el PACC Emprendedores, que entrega hasta 110.000 pesos para gastar en máquinas, herramientas, muebles, materias primas o asistencia técnica a quienes hayan iniciado un proyecto hace menos de dos años. También se ofrecen créditos con tasas bonificadas, generosos reintegros fiscales por gastos de capacitación, financiamiento a emprendedores jóvenes mediante “préstamos de honor” de hasta 70.000 pesos que sólo se devuelven si el proyecto es exitoso, y capacitación gratuita para trazar planes de negocio.

Buenos Aires es una de las 10 ciudades del mundo con mayor actividad emprendedora . Según el Ministerio de Trabajo nacional, el año pasado en la Capital se crearon 11.416 empresas. Pero atención: también bajaron sus cortinas otras 10.598. La magnitud proporcional de la pérdida fue de 92,8%. En 2010 la ecuación fue de 89,7%, y en 2009 de 96,9%. Es decir que, en promedio, sólo sobrevive una de cada diez empresas abiertas.

En diciembre pasado se aprobó la Ley del Emprendedor porteño, que busca aumentar el número de empresas nuevas en la Ciudad, bajar la tasa de mortalidad de los nuevos emprendimientos y contribuir a regularizar la situación laboral, tributaria y las habilitaciones de las nuevas pymes. Para alcanzar esas metas, el gobierno porteño tiene hoy varios programas de apoyo, como Desarrollo Emprendedor (ofrece asistencia para analizar la viabilidad de la idea y diseñar el Plan de Negocio, y otorga premios en dinero y capacitación) y Buenos Aires Emprende (distribuye aportes no reembolsables de hasta 70.000 pesos y capacitación por un año para nuevos emprendedores y empresas de hasta 24 meses). Otra pata clave de la asistencia es la incubación : en un predio de mil metros cuadrados, los proyectos tecnológicos o de diseño seleccionados pueden instalarse durante un año y convivir entre sí. Un dato: si las empresas o start up no consideran la incubación, en dos años sólo queda en pie un 30%. En cambio, si se capacitan en gestión y reciben asesoramiento la supervivencia llega a 60%.

“Muchos jóvenes se vuelcan a la moda, el diseño, la producción audiovisual, la música o la industria editorial e impulsan sus propios emprendimientos, y nosotros los apoyamos para que puedan armar un plan de negocios sustentable”, explica Enrique Avogadro, director de Industrias Creativas y del Centro Metropolitano de Diseño (CMD) porteño. “Las industrias creativas tienen una barrera de entrada bastante baja, ya que se sostienen sobre todo con el conocimiento: contamos con emprendimientos que empezaron con un capital de 15.000 pesos ”.

Muchas organizaciones civiles también tienen programas de apoyo a quienes inician un negocio. INICIA es una comunidad de emprendedores con más de 10.000 asociados que arrancó como consecuencia de la crisis del 2001. “Se nos acercan todo tipo de emprendedores; desde aquellos que todavía no comenzaron sus actividades hasta los que tienen negocios bien establecidos. Tenemos seminarios de capacitación, programas especiales para cada etapa del negocio, asesoramiento y actividades de fortalecimiento de redes”, explica su presidente Joaquín Sorondo. INICIA –una red que por ahora funciona en Capital, GBA, Tucumán y Rosario y en la que trabajan 300 voluntarios provenientes en su mayoría del sector empresario– entrega un premio anual que otorga un año de asesoramiento y un viaje de negocios a Barcelona.

Otras entidades que patrocinan a los emprendedores son la Escuela Argentina de Negocios, las universidades Tecnológica Nacional, Abierta Interamericana y San Andrés; el ITBA, el CEMA, el Instituto de Emprendimientos Científicos y Tecnológicos (IECyT), Emprear y Endeavour.

Bullen ideas, sobra talento y hay buenos apoyos. ¿Qué más hace falta? Para Julián Drault, director de la firma de email marketing emBlue, “tenemos un potencial gigante si logramos nuclear los ahorros de muchas personas que no saben qué hacer con sus pesos y dárselos a emprendedores pujantes”. Entonces volvemos al principio.

Claudio Savoia
Diario Clarín / Zona